El otro dia una paciente me comentaba que su hijo de doce años después de comer padece una sensación de vértigo; se le mueven las cosas y cae al suelo. Le sucede siempre después de comer y diariamente, a parte de que se cansa al mínimo esfuerzo por lo que algo tan cotidiano como ir al colegio se le hace algo más difícil.
La verdad es que es un poco complicado dar un consejo sin elaborar una historia clínica antes por lo que vuelvo a reincidir en lo de siempre de visitar a un facultativo. Una vez dicho esto y descartando problemas de oído y neurológicos esta relación del vértigo con las comidas tiene un claro componente hepaticobiliar, de ahí también esa fatiga que os comentaba que se suele padecer.
Este problema puede darse en niños que abusan de los lácteos, dulces, pan blanco y embutidos, sobrecargando de esta manera su cuerpo con un incremento de peso y forzando el trabajo de su hígado y besícula biliar que han de transformar las grasas a través de la sangre.
En la mayoría de los casos de este tipo este suele ser el problema y lo que hay que hacer es convencer al niño de la necesidad de que siga durante un par de semanas una dieta depurativa para eliminar esos síntomas que consiste en comer abundante fruta y zumos naturales, ensaladas crudas, verduras, cereales y arroz. Para beber se le recomienda que beba abundante agua al ser posible fuera de las comidas.
Algunos remedios naturales a este sencilla dieta es por ejemplo:
Infusiones de boldo, cardo mariano y la fumaria. Si se encuentra alguna infusión con más de una de estas plantas mucho mejor.
La verdad es que es un poco complicado dar un consejo sin elaborar una historia clínica antes por lo que vuelvo a reincidir en lo de siempre de visitar a un facultativo. Una vez dicho esto y descartando problemas de oído y neurológicos esta relación del vértigo con las comidas tiene un claro componente hepaticobiliar, de ahí también esa fatiga que os comentaba que se suele padecer.
Este problema puede darse en niños que abusan de los lácteos, dulces, pan blanco y embutidos, sobrecargando de esta manera su cuerpo con un incremento de peso y forzando el trabajo de su hígado y besícula biliar que han de transformar las grasas a través de la sangre.
En la mayoría de los casos de este tipo este suele ser el problema y lo que hay que hacer es convencer al niño de la necesidad de que siga durante un par de semanas una dieta depurativa para eliminar esos síntomas que consiste en comer abundante fruta y zumos naturales, ensaladas crudas, verduras, cereales y arroz. Para beber se le recomienda que beba abundante agua al ser posible fuera de las comidas.
Algunos remedios naturales a este sencilla dieta es por ejemplo:
Infusiones de boldo, cardo mariano y la fumaria. Si se encuentra alguna infusión con más de una de estas plantas mucho mejor.
Aplicar una cataplasma de arcilla en la zona abdominal durante un par de horas al acostarse.
De todas formas la mayoría de veces basta con la dieta y la fitoterapia para conseguir en una semana una mejoría notable.
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